Ahora que lo pienso no mereces nada de mi. No mereces que pierda mi tiempo en intentar hablar contigo, no mereces que piense ni siquiera que te echo de menos. No mereces un suspiro mio, no mereces mis sonrisas, ni siquiera mis lágrimas.
¿Sabes por qué?
No me mereces porque no quieres merecerme.
No mereces que hable contigo, porque tu no intentas hablarme. No mereces que piense en cuánto extraño todo lo que éramos porque no quieres recuperarlo. No mereces un suspiro mio porque tu en tu vida suspiraste por mi. No mereces sonrisas que desprecias, ni lágrimas que te agraden ver en mis ojos.
Y yo, escúchame bien, merezco ser feliz. Y no me haces falta para serlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario