Al dormir y al despertar, al caminar, a cada hora, minuto y segundo, a cada salto y a cada sonrisa. Siempre estas ahí, en mi cabeza aunque no lo creas, aunque no te sirva de nada, aunque le des la menor importancia. Para mí siempre estás ahí no dejándome en paz ni siquiera en sueños. Y no necesito dos palabras para demostrártelo, necesito echos, echos que no tengo la oportunidad de realizar.
Y ahí siempre estarás, hasta que me de cuenta de que es completamente imposible, hasta que ese 1% de posibilidad desaparezca.
Hasta que tu me apartes de tu lado. O hasta que por fin me dejes quererte.
No me queda más remedio que esperar.
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